La felicidad: Reflexión de vida.
En la actualidad, las empresas han retomado este concepto para dar bienestar a sus empleados y de esta manera alinear sus objetivos principales con los de cada trabajador.
El Presidente de Argentina Mauricio Macri menciona que La «felicidad» es hoy todo un tema y que debemos dirigir nuestras acciones para conseguirla.
Algunos especialistas dicen que los jóvenes buscan trabajar en lugares que valoren sus necesidades. Y que este estado que no es continuo se logra con actitud.
El continuo bombardeo de información a través de los medios masivos convencionales y las redes sociales, han propiciado que gran parte de la población base su día a día en información política y notas negativas, repercutiendo en su estado de ánimo y opacando en gran parte, la información positiva que incentiva la sensación de felicidad; Es por ello que es necesario e importante retomar la felicidad como un medio de vida.
Existen numerosas definiciones y opiniones de lo que es la felicidad. Algunos piensan que depende de uno mismo, otros que no hace falta mucho para ser feliz, otros que depende del deseo, otros que con sabiduría se es feliz.
Vale la pena retomar algunas de las definiciones más interesantes:
-La sabiduría es la parte suprema de la felicidad.-Sófocles.
-Solo puede ser feliz siempre el que sabe ser feliz con todo.-Confucio.
-La felicidad consiste en ser libre, es decir, no desear nada.-Epicteto.
-La felicidad depende de nosotros mismos.-Aristóteles.
-La verdadera felicidad es disfrutar el presente, sin dependencia ansiosa sobre el futuro.-Marco Aurelio.
-La mayoría de las personas son tan felices como ellas mismas deciden ser.-Abraham Lincoln.
Es por ello que la «felicidad» se ha convertido en un concepto muy utilizado en estos últimos tiempos. Desde el ámbito laboral se crean oficinas que promuevan bienestar a sus empleados; muchas publicidades asocian productos con la idea de que ayudan a ser más feliz a la gente; cada vez se habla más de la llamada «economía de la felicidad».
Una de las ideas que defendía Sócrates y que más tarde ha confirmado la psicología es que hacer el bien nos hace felices. Sócrates no creía que el bien fuera relativo u opinable, sino totalmente absoluto y universal.
Sostenía que la virtud (areté, en griego) era “la más valiosa de las posesiones”, y que, en realidad, nadie desea hacer el mal. Quien hace el mal actúa en contra de su conciencia y, por lo tanto, experimenta malestar. Y como todos aspiramos a alcanzar plenitud de espíritu, no es el mal algo que haríamos voluntariamente, sino empujados por las circunstancias. Hacer el bien consistía, por ejemplo, en no hacer daño a los demás. En procurarles también el bien.
El Journal of Happiness Studies publicó una investigación que sugería que la gente a la que se le había encargado comprar algo para otra persona experimentaba una felicidad mucho mayor que aquellos que se habían comprado algo a sí mismos.
Para la psicóloga de la Universidad de Stanford Emma Seppala, donde dirige el Center for Compassion and Altruism Research, la felicidad no residía tanto en el tener o en mejorar el estatus social y laboral, sino en el dar.
Según este estudio liderado por el neurocientífico del National Institute of Health Jordan Garfman, las partes del cerebro que se activan cuando se experimentan sensaciones placenteras son las mismas que se activan al practicar el altruismo. Esta relación entre generosidad y bienestar se ha demostrado incluso en el caso de niños pequeños, en un experimento similar dirigido por la psicóloga de la Universidad Britsh Columbia Elizabeth Dunn. Y las características más valoradas en un amigo o pareja son la amabilidad y la solidaridad, según este estudio.
¿Cómo podemos vivir felices?
La felicidad es una emoción que se produce en un ser vivo cuando cree haber alcanzado una meta deseada.
Algunos psicólogos han tratado de caracterizar el grado de felicidad mediante diversos tests, y han llegado a definir la felicidad como una medida de bienestar subjetivo (autopercibido) que influye en las actitudes y el comportamiento de los individuos. Las personas que tienen un alto grado de felicidad muestran generalmente un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que se sienten motivadas a conquistar nuevas metas.
La felicidad se puede definir como una combinación entre la satisfacción que una persona tiene con su vida personal (familiar, de pareja, trabajo) y el bienestar mental que siente en el día a día.
Ser feliz significa encontrarse en un estado mental de bienestar compuesto de emociones positivas, desde la alegría hasta el placer. El concepto de la felicidad es difuso y su significado puede variar para distintas personas y culturas. Términos relacionados son bienestar, calidad de vida, satisfacción y plenitud.
Por otro lado, también es necesario decir que la fórmula matemática o los factores que determinan nuestra felicidad, “El bienestar Subjetivo” o SWB sus siglas en inglés:
Nuestros genes determinan nuestra felicidad en un 50% sobre 100.
Por otro lado, el 10% está determinada por las circunstancias que nos rodean.
Y el 40% restante está desencadenado por las actividades que hacemos a diario (Lyubomirsky, Sheldon y Schkade, 2005).
Por lo anterior, podemos llegar a concluir que nuestra felicidad está regida por estos tres elementos y que, aunque exista un 60% de nuestra felicidad que no podamos controlar, aún nos queda un 40% del que si somos responsables en las actividades que forman parte de nuestra vida diaria.
En conclusión, las emociones positivas no solamente nos provocan placer, también tienen efectos beneficiosos en nosotros más allá de las sensaciones que nos hacen sentir. Se ha demostrado que nos hacen más creativos tanto en el pensamiento como en la acción, neutralizan nuestras emociones negativas y potencian nuestra capacidad de recuperar nuestros estados psicológicos normales después las desgracias y los traumas que sufrimos. Además, la experiencia de emociones positivas se da junto con la mejora de nuestras capacidades personales, intelectuales, físicas, sociales y psicológicas.
Las emociones negativas son inevitables en nuestra vida, siempre se dará una pérdida, un fracaso, un error, que nos las disparará. En consecuencia, la felicidad no puede depender de su ausencia, sino del equilibrio entre la cantidad e intensidad de las emociones positivas frente a las negativas que tengamos.
Existen numerosos métodos para incrementar la felicidad; Fordyce (1981) propone las siguientes acciones:
Estar activo y ocupado.
Emplear más tiempo en actividades sociales.
Ser productivo en un trabajo que tenga sentido para nosotros.
Ser organizado y planificar las cosas.
Parar la preocupación excesiva.
No tener muchas expectativas ni aspiraciones.
Desarrollar una forma de pensar positiva y optimista.
Vivir el presente.
Trabajar para conseguir una personalidad saludable.
Fomentar una personalidad social y extrovertida.
Ser nosotros mismos, es decir, elegir lo que hacemos y actuar de acuerdo con nuestros pensamientos y sentimientos.
Tener pocos sentimientos negativos y problemas.
Las relaciones íntimas son la mejor fuente de felicidad.
Valorar la felicidad.
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Consultor de empresas e instituciones