Promesas de campaña y expectativas del ejecutivo federal, resultados y consecuencias para los mexicanos
Cada vez que se aproximan las elecciones en nuestro país, los candidatos a puestos políticos, lanzan sus campañas manifestando las promesas que hacen a los ciudadanos y que supuestamente llevarán a cabo si resultan electos; Muchas veces estos compromisos de campañas no están sustentados con análisis cuantitativos y cualitativos de los problemas económicos y sociales que vive el país y además no cuentan con un plan estratégico concreto, específico y medible que permita mostrar los avances reales y medibles de la solución de los mismos; Es decir, se deben considerar los “qué´s, como´s, con qué´s, cuando’s”.
En lo que respecta al Ejecutivo Federal, desde que se instauró en 1983 con el entonces presidente Miguel de la Madrid, el Plan Nacional de Desarrollo (PND) jamás ha sido logrado.
Es importante manifestar que El Plan Nacional de Desarrollo (PND) es el principal documento de planeación que expone los objetivos de las distintas políticas públicas, establece las acciones específicas para alcanzarlos y proyecta los indicadores que permiten medir los avances obtenidos. De este documento de planeación, el cual rige la programación y presupuestación de toda la Administración Pública Federal, se derivan los Programas Transversales, Sectoriales, Especiales, Institucionales y Regionales que definen las acciones del gobierno.
En la administración del Lic. Enrique Peña Nieto, esta ruta estuvo trazada mediante el establecimiento de cinco metas nacionales y ocho estrategias transversales.
Los 5 ejes fundamentales del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 fueron:
Un “México en Paz”
Un “México Incluyente”
Un “México con Educación de Calidad para Todos”
Un “México Próspero”
“México con Responsabilidad Global”
Estos cinco ejes fueron figuras ideales que estuvieron muy lejanas de la realidad que vivimos los mexicanos.
Las revisiones de más de sus 300 indicadores que hicieron algunas instancias nacionales e internacionales, arrojaron incumplimientos, atorones graves y ausencia de información sobre todo cuando se trata de combate a la pobreza, lo que Peña Nieto llamó «México incluyente».
Desde 1983, las Administraciones federales están obligadas a presentar sus metas y objetivos en el Plan Nacional de Desarrollo (PND). En otras palabras, en ese documento, cada nuevo equipo gubernamental debe exponer el país que anhela y cómo se propone alcanzarlo mediante planes sectoriales.
Los mayores atrasos del Gobierno de EPN estuvieron en las metas de «México con Educación de Calidad» y «México próspero».
En lo que toca a los indicadores públicos. El propio Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su diagnóstico de objetivos e indicadores de los programas del ámbito social, derivados del PND, reprobó el avance hacia las metas.
Según este órgano, en 25 programas hay 368 indicadores que dan cuenta del desempeño de la política social, de los cuales sólo 20% tiene avance adecuado, mientras 8% es superior a lo esperado.
De acuerdo con el Coneval, los programas sectoriales en el ámbito social deben cumplir con cuatro propósitos: claridad en resultados, largo plazo, susceptibilidad de medición, además de inclusión de su población potencial o área de enfoque. Los 25 programas analizados tienen 136 objetivos y 46% de ellos se enfocaron en la gestión o entrega de bienes, no en los resultados.
Luis Ignacio Román Morales, investigador doctorado en Economía del Trabajo y Política Social de la Universidad de París, manifestó que el formato del PND permite también la retórica barata. Y el de Peña Nieto es un gran ejemplo de ello. Jamás se entendió lo que quisieron decir con ‘democratizar la productividad’ o ‘un gobierno cercano y moderno’. Son palabras que no se reflejan en ningún impacto social».
En ese sexenio, el Gabinete cambió en posiciones clave. La Secretaría de Desarrollo Social ha tenido tres encargados (Rosario Robles, José Antonio Meade y Luis Enrique Miranda); la de Educación ha contado con tres (Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño y Otto Granados) la de Salud dos (Mercedes Juan López y José Narro Robles) y la de Desarrollo Agrario tres (Jorge Carlos Ramírez Marín, Jesús Murillo Karam y Rosario Robles).
Entre todos, apenas han logrado menos del 5% de lo que se propusieron.
Ahora bien, los antecesores de Peña Nieto tampoco lo lograron. Miguel de la Madrid (1982-1988) no concretó la renovación moral de la burocracia (combate a la corrupción), Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) no redujo la pobreza ni atrajo al primer mundo, Ernesto Zedillo (1994-2000) no dejó garantizado el Estado de Derecho, Vicente Fox (2000-2006) no hizo de la educación la palanca principal del desarrollo y Felipe Calderón (2006-2012) no generó seguridad (esto según la revisión de los planes de cada uno).
La paz y prosperidad nunca llegaron. La pacificación del país era la meta con la que abrió el PND del presidente Enrique Peña Nieto. Sería medida con dos indicadores: la tasa de victimización (número de víctimas de delincuencia por cada cien mil habitantes) y el índice de Estado de Derecho. Ese México en paz hoy es una figura muy lejana para los mexicanos porque los muertos se acumulan con un ritmo que no cede.
En cuanto al Estado de Derecho, Guillermina Paz Baena, especialista en hacer escenarios por la Universidad Nacional Autónoma de México, observó que las instituciones cuya encomienda era brindar seguridad a los ciudadanos en varios ámbitos se han derrumbado.
«El sistema de salud ya colapsó con la quiebra del IMSS y el ISSSTE. La reforma en ese sector es imposible. La Educación ya tocó fondo. No hay un organismo que tenga la confianza de los ciudadanos para garantizar contiendas equitativas. No hay ningún órgano que persiga la corrupción. Nadie quiere ser transparente”.
Tomando como base lo anterior, ahora toca al gobierno del Lic. Andrés Manuel López Obrador, implementar el Plan Nacional de Desarrollo 2019 – 2024.
El PND 2019-2024 con base a las premisas del presidente de la república, considera marcar el rumbo de las políticas que servirán para transformar la vida pública del país y construir un nuevo pacto social cuyo objetivo último sea el bienestar de todas y todos.
En base a los objetivos del PND, esto se logrará a través de la reducción de las brechas de pobreza y desigualdad, el restablecimiento de un Estado de derecho con justicia, el combate a la corrupción y un impulso al desarrollo económico sostenible y a lo largo de todo el territorio.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece en el artículo 26 que “el Estado organizará un sistema de planeación democrática del desarrollo nacional que imprima solidez, dinamismo, competitividad, permanencia y equidad al crecimiento de la economía para la independencia y la democratización política, social y cultural de la nación.”
En este sentido, el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024 es el documento en el que el Gobierno de México articula los objetivos y estrategias para atender los problemas prioritarios e impulsar el desarrollo nacional.
El Plan está conformado por tres ejes generales que permiten agrupar las problemáticas específicas cuya atención será prioritaria en los próximos seis años:
Justicia y el Estado de derecho,
Bienestar y
Desarrollo económico.
Asimismo, contiene tres ejes transversales que se refieren a los problemas públicos comunes a los ejes generales y cuya atención será prioritaria en todas las políticas públicas de esta administración:
Igualdad de género, no discriminación e inclusión,
Combate a la corrupción y mejora de la gestión pública y
Territorio y desarrollo sostenible.
En conclusión, el nuevo gobierno deberá dar un paso gigantesco de las promesas de campaña, las expectativas que ha generado en los mexicanos y el discurso mañanero a hechos concretos, cuantificables, medibles y que tengan un impacto contundente en el bienestar de los mexicanos; Es decir, erradicar el síndrome del “Zopilote Estreñido” ( Solo planea y no obra), ya que los mexicanos ya estamos hartos de promesas, corrupción, impunidad y que la pobreza siga siendo el producto estrella de la clase política.
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